
Este lunes, un incendio de gran magnitud causó severos daños en la Catedral de Notre Dame, considerada por muchos como una maravilla más de la arquitectura a nivel mundial. Es un símbolo de la cultura parisina, más allá de estar ligada al credo católico.
Este inmueble, que es uno de los más antiguos que se mantienen en pie de estilo gótico, es la sede de la Arquidiócesis de París, capital de Francia. Su edificación arrancó en el año 1163 y finalizó en 1345, un templo que fue pensado para honrar a María, la madre de Jesucristo, y que se sitúa en la isla de la Cité, un escenario perfecto por estar rodeada de las aguas del Sena.
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El estilo gótico
Es ampliamente conocido que la Catedral de Notre Dame tiene un estilo gótico, el cual está ligado al esplendor y la monumentalidad. La arquitectura de esta época gira sobre los mismos principios de una sociedad que sentía el imperioso deseo de transformarse, caracterizada por una clase burguesa y el gran peso del clero en las urbes. De esta manera, surge la catedral gótica de Notre Dame, en el seno de Francia, para convertirse en referente de una época.
La fachada de este edificio es admirada a nivel mundial y aparece en prácticamente todas las referencias turísticas de París. Se divide en tres zonas horizontales, las cuales son apreciables con solo pararse delante. De un lado, figuran las puertas de la Virgen, del Juicio Final y de Santa Ana, mientras que en la parte de arriba sobresale el rosetón occidental y, por supuesto, sus imponentes torres.
El interior
Una vez que se atraviesa la puerta, la magia y el peso de la historia cae sobre los hombros. La Catedral de Notre Dame se caracteriza por tener una gran luminosidad, resultado de la incorporación de múltiples vidrieras. Los ventanales son auténticos, debido a que los franceses decidieron desmontarlos durante los terribles bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
De la misma manera, la decoración del templo sigue el mismo estilo gótico del exterior, con una sencillez que causa gratas impresiones. Nadie ignora la fuerte presencia de La Piedad en la cabecera, una obra que se adjudica a NIcolas Coustou y que data del siglo XVIII. Esta pieza está flanqueada por tallas de los reyes Luis XIII y Luis XIV.
Otro de los elementos que llama mucho la atención es el órgano de Cavaille-Coll, que presume una caja adornada con autómatas. A lo anterior, se suman las emblemáticas sillas en un espacio dedicado al coro de la Iglesia.
En la Sacristía de Notre Dame se encuentra un auténtico tesoro, tres reliquias de Cristo; entre ellas, están un clavo de la crucifixión, un fragmento de la cruz y la corona de espinas, las cuales habrían llegado durante las travesías a Constantinopla y que fueron adquiridas por el rey Luis IX en el año 1239.
Una de las vistas más espectaculares de la capital francesa se obtiene dentro de este inmueble, debido a que los turistas están acompañados de las históricas gárgolas que supervisan desde las alturas la grandeza de París.
Datos curiosos de Notre Dame
Al ser un inmueble con tanta historia, la Catedral de Notre Dame esconde numerosos secretos, datos curiosos que pocos conocen y que se esconden a la vista de los turistas, a la espera de ser descubiertos por quienes desean indagar más sobre el emblemático inmueble.
Testigo de la historia
La Catedral de Notre Dame fue testigo de la beatificación de Juana de Arco en 1909, además de que también albergó la coronación de Napoleón Bonaparte.
Casi destruida durante la Revolución Francesa
El inmueble casi fue destruido después de que robaran varios de sus tesoros en los años de la Revolución Francesa. Una vez más, en 1871, un grupo de hombres intentaron quemar el edificio, pero solo lograron causar daño en el interior.
Las míticas gárgolas
El objetivo de las gárgolas es evacuar el agua de los tejados en las temporadas de lluvias. Su aspecto intrigante ha dado paso a numerosas leyendas. Se dice que despertaron y cobraron vida para sobrevolar París cuando fue quemada la heroína Juana de Arco.
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El relato del Jorobado de Notre Dame
Casi todos conocen la historia de Quasimodo, pero sigue habiendo dudas sobre su veracidad. ¿Realmente existió este hombre encerrado en las torres de Notre Dame? La respuesta, para desilusión de muchos, es que nunca existió Quasimodo, aunque sí hubo un escultor del edificio que poseía una joroba; Víctor Hugo se habría inspirado en él para crear su novela Nuestra Señora de París.
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